Decididamente soy un idealista. Los idealistas no tenemos remedio. Desarrollamos una sensibilidad con la que difícilmente se puede vivir en los tiempos actuales la cual nos lleva un sufrimiento absurdo casi continuo que hace de nuestra vida un autentico calvario. Y todo por nada. O quizás todo por todo.
Os voy a contar un ejemplo. En los últimos meses he compuesto una serie de temas, todos producidos por mí en mi propio estudio, en los que ha colaborado otro músico. Los considero míos ya que los he compuesto yo, son como mis hijos, pequeños animalillos que me dan la vida y que hace que esta tenga sentido. Me hacen poder respirar y por ello mi agradecimiento es infinito. Sin ello no podría casi vivir.
A lo largo de mi carrera profesional siempre, de alguna manera u otra, he seguido vinculado a mis composiciones, nunca las he dejado a la deriva, las he defendido y mimado hasta el final, ese final que no existe en la música.
Bueno hasta aquí bien. Dichas composiciones iban a ser publicadas por una compañía importante la cual en el ultimo momento se echó atrás por lo que se buscaron otros caminos y llegado un momento se me planteo abonarme una cantidad por la propiedad de los master y que estos fueran publicados bajo el nombre del artista que colaboró conmigo. Abandonar a mis animalillos, esos que en su día dieron sentido a mi vida y alegría a mis días. No sé si os podéis poner en mi lugar pero siento una profunda tristeza. Los miro a lo lejos y cuando me miran tengo que bajar la cabeza avergonzado. Me viene a la mente la imagen de una madre abandonando a su hijo a la puerta de un convento con el convencimiento de que en ese lugar lo cuidaran mejor con la sutil diferencia que yo no estoy seguro de si en ese otro lugar se encargarán de mi obra mejor de lo que yo u otros lo hubieran hecho. Abandonar a la deriva parte de tu ser. Tremendo.
Cuando negocié dicho asunto y plantee este tipo de cosas note que nadie me entendía y que una vez más me trataban como una tipo raro. Alguien a quien su obra le importa más que el dinero será siempre un tipo extraño.
Ahora ya no hay remedio. Me han pagado y yo he cedido. Es la primera vez en mi vida que hago algo así y cada vez que escuche esos temas recordaré los ojos de esos , mis animalillos, pedazos de mi vida, mirándome y diciéndome “tu eres un cabrón”. Si, un maldito cabrón idealista.