Las posibilidades de la Música son infinitas, las posibilidades de instrumentos como la guitarra, el piano, o el violín son infinitas también. Las posibilidades de llegar a ser un buen interprete o el mejor interprete ya no son tan infinitas y las de obtener cierto éxito como tal ya se convierten en escasas.

Nunca he sido una persona vanidosa, no me ha interesado nunca el éxito tal y como la gente lo entiende, ni se me ha pasado por la cabeza crear un ídolo de mismo, me ha interesado mucho mas la Música sobre todas las cosas y puesto que la interpretación y la vanidad, en la mayoría de los casos, van de la mano nunca me ha gustado interpretar sino componer. La creación musical es uno de los pilares de mi vida si no mi vida entera y puesto que la música electrónica multiplica hasta el superinfinito las posibilidades de la composición he escogido este medio de expresión,. Podía haber elegido otro, pero eso además otros aspectos , mas estéticos que otra cosa, es lo que han hecho que me enganchara en este tipo de creación y no en otro. Simplemente es un medio y no considero la Música electrónica un tipo de música de ahí que a lo largo de mi producción puedas encontrar casi de todo lo relacionado con la música popular contemporánea.

Desde que puse mi primer acorde en una guitarra supe que dedicaría mi vida a componer música y cuando comprobé que dos instrumentos electrónicos podían comunicarse entre si supe que podría hacerlo de una forma más completa, una paleta infinita de sonidos se abría ante mí y me permitía expresarme sin ningún limite, solo los que yo mismo que impusiera, que aun hoy siguen siendo muchos.

Después de años formando grupos insoportables y componiendo melodías insufribles por fin pude prescindir de las personas, dentro de un limite pues siempre se hace necesario la colaboración, opinión o ayuda de los demás, y pasé de perder inútiles horas a aprovecharlas investigando tanto a nivel técnico como artístico.

Así a principios de los años 90 publiqué de la mano de un pequeño sello Madrileño y junto a mi hermano Francisco, con quién formé el grupo Intro, mis primeros vinilos, seguidos de tres álbumes algunos con más fortuna que otros.

Mi traslado a Madrid, para trabajar como técnico en un estudio de grabación supuso un gran punto de inflexión en mi vida personal y profesional. Durante esos dos años produje a los peores Djs nacionales pero aprendí mucho mas que en todos los años anteriores pues me abrió los ojos y desde entonces supe lo que nunca debería hacer. Aprendí también a desenvolverme de una manera muy intuitiva con los aparatos electrónicos y conocí a mucha gente.

Fue la época del “bakalao”, quizás el estilo de música (por llamarle de alguna manera) que más daño ha hecho a la imagen de la electrónica en España pues debido a su dudosa calidad, además de todo lo negativo que tuvo por su asociación a sustancias ilegales y determinados hábitos muy de moda por entonces, posteriormente e incluso hoy día, cada vez que se habla de música electrónica viene a la cabeza de la mayoría de la gente aquellas aventuras, o si acaso todo lo relacionado con noche, djs, fiesta y conceptos que nada tienen que ver con los que realmente es. Hay mucha música hecha con tecnología que nada tiene que ver con todo eso y sin embargo pagamos “todos justos por pecadores”. Sinceramente me resulta bastante triste la imagen que la música electrónica tiene tanto en España como a nivel internacional.

Sufría mucho pues seguía amando a la Música por encima de todo y empezaba a comprender que para obtener cierto éxito a nivel profesional amarla era lo de menos. Veía como a algunos de los que yo consideraba compañeros de trabajo, personajes sin ningún talento, les iba mucho mejor que a mi, y comprendí que eso seria lo normal a lo largo de toda mi carrera. Muchos incluso se aprovechaban de mi talento, si es que existía, y yo dejaba que lo hicieran con el convencimiento de jamás seria como ellos, no quería parecerme en nada a esa gente…aun hoy no quiero tener que ver nada con ese tipo de personas y soy consciente de que estoy rodeado de ellas, lo se.

Así a finales de estos años 90 comencé con mi proyecto La Roca, con el cual y para sorpresa mía, tuve bastante éxito y me permitió, además de vivir de mi propia música, que esta fuera conocida por el mundo entero. Por primera vez fui consciente del triunfo, lo había conseguido. No me hice rico ni mucho menos pero obtuve a nivel personal y profesional mucho más de lo que jamás había soñado. No me dedico a componer música para hacerme rico, para eso hubiera escogido otras actividades, solo hay que ver lo que nos rodea.

A nivel artístico el triunfo supone otras cosa, o por lo menos yo lo veo así. Es conseguir lo que te propones cuando te sientas delante del ordenador, que lo que surja de tu corazón y pase por tu cerebro se traduzca de una manera clara y precisa en melodías, armonías, notas, sonidos, matices, ritmos y silencios…eso es lo más complicado. Aun no he llegado a ese punto aunque realmente hay momentos que creo que estoy hablando con Dios pero es solo un espejismo…estoy aun muy lejos de eso.

Transcurrieron los años y yo seguí sin cansarme publicando discos, viajando por el mundo cada vez que me llamaban. La mayoría de las veces los negocios con mi música fueron bien pero también me daba cuenta, no era tonto, de que casi todos los que me rodeaban sacaban más provecho que yo por lo que en el 2006 y cansado de esta situación me embarqué, de nuevo junto a mi hermano Francisco, en un nuevo proyecto: nuestro propio sello discográfico al que llamamos Absolut Ambient y con el que nos proponíamos publicar nuestras propias obras y cuya única directriz, al margen de las artísticas, era no hacer nunca lo que no nos gustara que hicieran con nosotros.

Y desde entonces hasta ahora, varios álbumes más en creciente evolución, cientos de producciones, tanto propias como de otros artistas, numerosas colaboraciones, un Premio de la Música a Mejor Tema de Música Electrónica por “Untitled for a Guitar” del álbum “Interior” etc…

Y ahora, a punto de publicar un nuevo álbum, un inconsciente paso más hacia adelante. Podría definirlo como otro intento de salir de mi mismo en busca de no se qué pero con la esperanza de llegar al fondo del corazón de mucha gente y hacerles sentirse mejor, mejores personas y siendo así contribuiré a que todo funcione mejor. La electrónica ya la supongo en mi trabajo diario (no me gusta usar la palabra trabajo) ni me doy cuenta que hago música electrónica…creo que así debe ser, pues como ya he dicho simplemente es un medio.

Siempre he pensado que no existen compositores buenos o malos, que no existen esos dos tipos de Música que los que no tienen ni idea de nada se empeñan en definir como Música buena o mala. La Música, sea electrónica o no, es un lenguaje, quizás el más universal y como tal debe comunicar, por tanto solo existen dos tipos de músicos, los que tienen algo que decir y los que por más que se empeñen jamás dirán nada. Por desgracia de estos últimos está el mundo lleno y lo que más me asombra es que algunos tienen bastante éxito. El público no siempre tiene razón, de eso podemos estar seguros.

Después de tantos años me he dado cuenta que lo más importante es creer en la Música, dedicarte a ella con todo el respeto que se merece. Muchas veces me han propuesto cosas que no suenan demasiado honestas, en definitiva vender la moto y siempre me he negado. Lo he hecho por que creo que las cosas que no son de verdad caen por su propio peso, tanto en la vida como en la Música. La amo tanto que no podría hacerla si no fuera de verdad, con toda la seriedad del mundo, con una devoción casi religiosa, para chorradas ya están otros. No me vendo, es el único lujo que podemos permitirnos los “pobres”. No se si es el camino adecuado, pero es el único que conozco.

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