INMATERIAL, la música lo es. También aquella sonrisa transparente y contagiosa escondida detrás de una perenne tristeza. El miedo que siente todo aquél que cree no tener un lugar en el mundo. INMATERIAL es también lo que sentí en aquella ocasión en que escribiste con tus dedos un efímero e intenso «te quiero» sobre mi espalda. Ese terrible vértigo que experimentamos en el precipicio de cada día, el equilibrio inestable de nuestra existencia. No puedo soportar el llanto de los débiles, ni el gesto de alguien forzado al abandono. He tenido o tengo la buena, o la mala suerte, de que todo lo que da sentido a mi vida es intangible. Creemos que las cosas durarán siempre sin pensar en su fugacidad, como la música, la sonrisa, el miedo, el amor o la tristeza. Todo lo que alienta el bien y el mal es INMATERIAL. Breve como el aleteo de un pájaro, eterno como la luz.


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