Vine a Madrid a trabajar en el estudio de grabación de un sello discográfico especializado en lo que por aquellos años eran casi los principios de la música electrónica en España. Se trataba de un estudio donde yo producía (por llamarle de alguna manera) a numerosos Djs (por llamarle también de alguna manera). La mayoría de ellos, hay que decirlo, eran lamentables y pretendían hacerse músicos/productores del día a la mañana. Yo por aquel entonces entendía ya un poco sobre Midi y más o menos sabia ya la diferencia entre las teclas negras y las blancas, así que les echaba un “cable” haciendo que eso que ellos programaban en sus casas de manera bastante torpe sonara medianamente bien, o por lo menos que sonara.
Muchos de ellos aun son amigos, otros supongo que no podrán ni verme. Algunos han llegado a ser grandes estrellas de la nada pero forrados de pasta…otros desaparecieron…era cuestión de tiempo.
Durante aquellos años traté con numerosos chavales llenos de ilusión pero sin ningún tipo de conocimientos de música e incluso de nada. Querían ser Djs por que en ese momento a parte de estar de moda les serviría para ganarse unas pelas extra. Por eso durante los años que trabajé allí mi labor era, además de técnico/productor/arreglista, un poco de apoyo moral y psicológico, una especie de cura al cual todos acudían para además de pasar un rato, obtener consejos sobre cual o tal cosa relacionada siempre con cualquier aspecto de la “Música”.
“Producir Música es muy importante si quieres dedicarte a ello pero pensar, reflexionar, razonar sobre ella es más importante aun”, era uno de los consejos que yo di a más de uno y que recibían con cara de mochuelo desplumado pensando seguramente que yo era un zumbado que necesitaba un cambio urgente de camello.
Creo que para hacer cualquier cosa en tu vida es necesario tener una razón para hacerla, tener un poco claro el objetivo de esa acción y hacerse una idea aproximada de la reacción que puede producir una vez hecha. Cuando uno se dedica a la producción artística, sea cual sea, es más importante aun saber eso, por lo menos para mi. Yo llevo media vida haciendo música pero llevo también esa media vida preguntándome porqué la hago, para quien, como reacciona la gente con lo que hago y si es acertado o no el mensaje que quiero transmitir. Quizás estoy perdiendo el tiempo planteándome tantas cosas e incluso haciendo música, eso nunca lo voy a saber…pero necesito cuestionarme estas cosas al igual que necesito hacer música cada día.
Cuando uno hace las cosas y no sabe el porqué y para qué va como una vaca sin cencerro, aunque eso no es nada nuevo, la mayoría de la gente vive así y algunos llegan hasta ser felices y todo!. Este tipo de consejos eran los que yo, como un viejo experimentado en todos los aspectos de la vida, nada más lejos de la realidad, inocentemente les daba. Era obvio que perdía el tiempo pues muchos de ellos ya sabían que nunca se dedicarían profesionalmente a la Música y que aquello simplemente era un pasatiempo que duraría poco pues ellos ya pensaban por entonces que aprobar unas oposiciones al servicio de recogida de residuos urbanos de Madrid (con todos mis respetos hacia ellos, es solo un ejemplo) era más importante que dedicar tu vida a algo tan poco tangible (mucho menos rentable) como la Música.
Quizás pensar tanto no sea bueno y seguramente los árabes lleven razón afirmando que “pensar entristece”, pero yo no puedo evitarlo y si es en mi querida Música con más razón, aunque me entristezca.